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lunes, 12 de enero de 2009

0. INTRODUCCIÓN

La dieta mediterránea se comenzó a estudiar después de la 2ª Guerra Mundial en Creta, allí se comía cereales, legumbres, frutas, verduras, cantidades limitadas de carne, sobre todo complementando algunos platos, pescado, leche de cabra y como aporte energético el aceite de oliva y las aceitunas, observándose disminución en ciertos tipos de cáncer, enfermedad coronaria y otras enfermedades crónicas relacionadas con la dieta .
En el estudio de Siete Países se vió que la mortalidad coronaria se relacionaba con el consumo de ácidos grasos saturados (AGS), abundantes en los alimentos de origen animal.
En los años 30 nuestra dieta era lo más parecido a la dieta mediterránea, comíamos productos de la huerta, cereales, legumbres, poca carne, ya que era poco asequible y cuando lo hacíamos, era sobre todo un ave de corral que teníamos en casa para festejar algún acontecimiento o simplemente que era Domingo. El pescado se consumía en la costa y en el interior se salaba y se comía sobre todo en potaje, la bebida que se tomaba era preferentemente vino tinto. Después de la Guerra de 1936-1939 y tras pasar le penuria de los años 40, las cosas cambiaron: empezamos a comer más carne roja, pues era símbolo de progreso económico (igual que en el S. XIX donde la carne y la caza eran privilegios de poder) se consumían más productos lácteos y se empezó a rechazar el pan integral, por el mismo motivo, las patatas desplazaron a la verdura y se empezó a adoptar un modelo de alimentación más anglosajón, el cerdo fue denostado, excepto en su forma de jamón y actualmente bajo la influencia americana y por la invasión de los restaurantes de comida rápida la dieta mediterránea ha sido abandonada poco a poco.
Debido a las influencias anteriormente citadas, a la incorporación de la mujer al trabajo y al estilo de vida que nos ha impuesto la actual sociedad, se tiende a la llamada “comida rápida”, el consumo de los alimentos precocinados, enlatados y/o congelados, ricos en ácidos grasos trans como ya veremos. Estos productos están elaborados, en su mayoría, con aceites vegetales que suelen ser de palma o de coco, con gran contenido en ácidos grasos saturados, con la consiguiente elevación de colesterol sanguíneo. Actualmente se relaciona directamente con la dieta, algunas enfermedades como el cáncer de colon por la ingesta baja de fibra, aumenta el riesgo cardiovascular en relación directa con el colesterol y ello está directamente relacionado con el consumo de grasas saturadas en la dieta. La prevalencia de la diabetes ha aumentado paralelamente a la de la obesidad, dos enfermedades directamente relacionadas con la dieta. Otras enfermedades relacionadas con ésta son: el cáncer de mama, cáncer de próstata, osteoporosis, estreñimiento, enfermedad diverticular, la anemia ferropénica, hipertensión arterial, arterioesclerosis, además de los déficits nutricionales de los ancianos que forman parte de otro capítulo. La dieta mediterránea disminuye el Factor VII de la coagulación, este factor influye en la formación del trombo sobre la placa de ateroma por lo que consumiendo este tipo de dieta disminuimos nuestro riesgo cardiovascular. El elevado consumo de carne roja también contribuye a ello, además curiosamente cuando alguien hace dieta, se limita a comer carne a la plancha, posiblemente bajando su peso a costa a de elevar su colesterol. El consejo dietético en la hipercolesterolemia tiene un valor limitado, la eficacia de éste depende de la medicación y de factores genéticos, con el consejo dietético podemos bajar nuestro colesterol entre un 10-15%, no respondiendo de la misma forma todos los pacientes. Desde el Sistema de Atención Primaria de Salud; las posibilidades de actuación en el campo de la Nutrición en Salud Pública son inmensas , con la Guía queremos conseguir que la gente no se martirice con una dieta que tarde o temprano va a abandonar, ya que a la gente le resulta difícil la adherencia a las recomendaciones cuantitativas, si no que aprenda a comer y con ello mantener el peso, una vez que ha disminuido su índice de masa corporal, a ser posible por debajo de 25. Intentamos conseguir hábitos saludables de alimentación, teniendo en cuenta que los pacientes eligen la alimentación que es lo que se llevan de la mesa a la boca y no los nutrientes que es lo que nos llega desde la boca hasta la sangre, por ello debemos enseñarles a nutrirse mejor mientras se alimentan.
Esta guía pretende intentar que volvamos a la dieta mediterránea, la incursión de la medicina de familia hace que nuestras calles y nuestros paseos se llenen de gente que bajo la recomendación de su médico camine media hora, al menos, todos los días, el cambio de la alimentación es otro reto para nosotros y creemos que al igual que el paseo diario lo lograremos.

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